¿Quién dijo que los animales parlantes eran sólo cosa de Disney? Resulta que existen. Quizás sea algo chocante, pero los animales se comunican de manera más elaborada de la que podemos pensar, tanto entre ellos como con nosotros. El "como" y el "cuando" es lo que nos acerca Stephen Hart en este libro.
Al contrario de lo que nos parece habitual, no tiene una línea argumental concreta sino que explica por separado maneras de comunicación en diferentes grupos de animales
como pueden ser los cefalópodos, las aves, los cetáceos… haciendo posible la
consulta de algunos capítulos sin haber leído previamente los anteriores; aun
así se pueden extraer algunas conclusiones generales.
En primer lugar hay una clara diferencia
entre animales que viven en comunidad y animales solitarios. Los primeros
tienen una comunicación que puede abarcar amplios aspectos de su vida mientras
que los últimos tienen una comunicación que muchas veces queda únicamente
restringida a la reproducción y selección sexual.
Entre los diferentes tipos de
comunicación empleados se pueden encontrar los cinco sentidos que los humanos
utilizan habitualmente hasta otros más difíciles de detectar como el sentido
eléctrico de los tiburones y la percepción por infrasonidos de las ballenas.
El libro abarca la comunicación desde la
de los archiconocidos chimpancés hasta
la sorprendentemente compleja comunicación entre artrópodos.
A continuación repasaré algunos de los casos tratados por el autor a fin de dar una idea general de la dinámica de la obra
DIALECTOS DE LAS AVES
Una de las grandes distinciones a las que se suele hacer mención entre el hombre y el resto de los animales es la cultura; sin embargo después de este libro no me queda tan claro que seamos los únicos que la tengamos. ¡y es que las aves también tienen “dialectos”!
Un interesante estudio comparó el canto
de pinzones criados en cautividad y completo aislamiento con los de pinzones
salvajes. El resultado fue que los pinzones en cautividad solo utilizaron el
esqueleto del canto (como si fuese la estructura base) completo mientras que los salvajes hicieron el canto
completo.
Los dialectos se forman porque los
pájaros cantores más jóvenes imitan e incorporan variaciones de canto de
adultos circundantes. Es lógico, por tanto, que cuando el hábitat de una
especie es muy extenso se produzcan variaciones locales de un mismo canto dando
lugar a los mencionados “dialectos”.
La función de estos cantos parece ser
meramente reproductiva; el canto tiene dos mensajes: primero, advierten a la
hembra de su disponibilidad para aparearse, y segundo, reafirman su autoridad sobre el territorio.
COMUNICACIÓN CON ANIMALES
A parte de la comunicación entre ellos,
también se trata la comunicación entre animales y humanos así como su capacidad
para entender el lenguaje. Hablamos, más concretamente, de chimpancés, loros y
delfines.
He preferido presentar a estos últimos ya
que los casos de los loros y los chimpancés son más conocidos.
Louis M. Herman y sus colaboradores
crearon dos tipos de lenguajes para comunicarse con 4 delfines en libertad. El
primero consistía en gestos mediante el movimiento de manos y piernas y el otro
en sonidos agudos generados por un ordenador. Cada lenguaje constaba de unas 40
palabras: nombres como “canal”, “pelota” y “persona”; construcciones verbales
como “ir por debajo” e “ir a buscar”; y complementos como “superficie”, “derecha”
e “izquierda”.
Tras un entrenamiento los delfines podían
interpretar órdenes entendiendo cada palabra por separado y la variación del
significado por el orden de las mismas. Por ejemplo podían distinguir entre “ir
a buscar disco izquierda aro derecha” (coge el disco que está a tu izquierda y llévalo
al aro de tu derecha) e “ir a buscar disco derecha aro izquierda” (coge el
disco que está a tu derecha y llévalo al aro de tu derecha). Además cuando la
orden era imposible como “ir a buscar agua persona” el delfín no hacía nada
porque no puede llevar el agua a la persona. Esto evidencia la capacidad de los
delfines para entender los componentes semánticos y sintácticos del lenguaje.
Uno de los delfines, Akeakamai, ha hecho algo más que responder a un entrenamiento: ha inventado una respuesta lógica. en la piscina había dos palancas disponibles; este delfín aprendió a pulsar una cuando la acción era posible de realizar y otra cuando la acción era imposible (por ejemplo si la orden consiste en mover un aro pero no hay aros en el tanque de agua).
[Akeakamai "hablando" con su entrenador]
Estos son algunos de los casos que se
pueden encontrar en el libro, pero hay muchos más, y seguramente otro lector
habría mencionado otros. Lo más importante y lo que he querido resaltar es que
se trata de un libro muy heterogéneo, que abarca muy diversos grupos de
animales. Esta es, sin duda. una introducción muy amena y divulgativa a la etología.
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